jueves, 19 de octubre de 2006
Per molts anys
En este día tan especial, y desde la más absoluta y real distancia, te envío este humilde y sencillo regalo. Tú sabes que significa y sabrás apreciarlo, sin duda.
Espero que este próximo día especial que vendrá con el paso de las estaciones, lo podamos gozar sin esta distancia que tanto nos condiciona.
Lo dicho, per molts anys !
lunes, 2 de octubre de 2006
Desde las batuecas
Aquí no tengo internet, pero el uso de la palabra no cesa de fluir en mis adentros.
Esto de vivir sólo, emancipado de todo y de todos no está tan mal como podría haber pensado en un primer momento.
La verdad es que está siendo una manera interesante de saber y de comprender esa frase que me dijo una amiga, ya lejana, una vez : “quiero saber si soy capaz de vivir sólo conmigo mismo”.
Interesante construcción sintáctica y semántica, sin duda.
Los Piratas me dicen en este momento “el tiempo que se va nunca volverá...aunque tu te empeñes...”. Que haría yo sin la música, y más en estos momentos de soledad voluntaria.
Esta noche me he hecho un pequeño regalo. He ido a retomar una parte de mi infancia y preadolescencia, a reencontrarme con ella. He montado en mi coche a la hora que mucha gente se lamenta de que queda tan poco para el lunes laboral acechante, y me he dirigido a una localidad costera cercana a mi nueva residencia, bella hace ya muchos años, presa en estos tiempos del turismo barato, pero siempre presente en mi corazón, Blanes.
Esta villa costera fue durante muchos veranos parte de la película de mis vacaciones de niñez y parte de adolescencia. He caminado, sin un sentido fijo ni predeterminado, me he perdido por sus calles, he disfrutado de mi soledad, y finalmente he llegado allí donde solíamos acabar con mis abuelos a cenar, al famoso y celebrado Casino de Blanes. No puedo dejar de decir que posiblemente se encuentren allí los mejores calamares a la romana del mundo, almenos del mundo que conozco yo. ¡Pero que buenos son!.
Y en esto tan simple pero tan grande ha consistido mi regalo, en recordar una parte de mi que estaba muy enterrada, en rememorarla en silencio, sin prisa, sin más pretensión que la de vagar por las calles del escenario de parte de mis recuerdos de antaño.
Allí me he encontrado, observando a los transeúntes que como yo disfrutaban de una noche otoñal con tintes de un verano que se resiste a dejarnos.
Como no podía ser de otra manera, ella me ha acompañado. ¿Que haría yo a estas alturas sin ella?. Uno no encuentra a la mujer de su vida cada día, y menos en el mejor momento (sin duda para mi) de su vida. Unos 31 años cargados de experiencias, de recuerdos, de emociones, de errores, de alegrías, ... en definitiva de vida.
Y he querido hacerla ser partícipe de mis recuerdos, aún en la distancia. Seguro que lo habrá percibido, la mente tiene un poder mayor del que imaginamos.
Ahora desde casa, con la satisfacción de lo vivido por hoy, me encamino a reposar la cabeza y los recuerdos de lo vivido y sentido hasta mañana. Estoy orgulloso de haber encontrado de nuevo mi momento, como en otras varias ocasiones voy encontrando. Pequeños momentos de felicidad que necesitamos buscar a diario para salir de la rutina que muchas veces nos auto imponemos. Hoy he obtenido una pequeña y nueva victoria en este arduo camino que nos da la vida a diario.
La sigo echando de menos, a ella, pero se que es por algo que vale la pena luchar. ¿Quién no lo haría? Yo sin duda lo haría como lo hago, y por eso lo escribo y que el mundo lo sepa, cojoño!!! No pienso dejar de hacerlo, jamás!!!Seguiremos informando, desde las batuecas...
Esto de vivir sólo, emancipado de todo y de todos no está tan mal como podría haber pensado en un primer momento.
La verdad es que está siendo una manera interesante de saber y de comprender esa frase que me dijo una amiga, ya lejana, una vez : “quiero saber si soy capaz de vivir sólo conmigo mismo”.
Interesante construcción sintáctica y semántica, sin duda.
Los Piratas me dicen en este momento “el tiempo que se va nunca volverá...aunque tu te empeñes...”. Que haría yo sin la música, y más en estos momentos de soledad voluntaria.
Esta noche me he hecho un pequeño regalo. He ido a retomar una parte de mi infancia y preadolescencia, a reencontrarme con ella. He montado en mi coche a la hora que mucha gente se lamenta de que queda tan poco para el lunes laboral acechante, y me he dirigido a una localidad costera cercana a mi nueva residencia, bella hace ya muchos años, presa en estos tiempos del turismo barato, pero siempre presente en mi corazón, Blanes.
Esta villa costera fue durante muchos veranos parte de la película de mis vacaciones de niñez y parte de adolescencia. He caminado, sin un sentido fijo ni predeterminado, me he perdido por sus calles, he disfrutado de mi soledad, y finalmente he llegado allí donde solíamos acabar con mis abuelos a cenar, al famoso y celebrado Casino de Blanes. No puedo dejar de decir que posiblemente se encuentren allí los mejores calamares a la romana del mundo, almenos del mundo que conozco yo. ¡Pero que buenos son!.
Y en esto tan simple pero tan grande ha consistido mi regalo, en recordar una parte de mi que estaba muy enterrada, en rememorarla en silencio, sin prisa, sin más pretensión que la de vagar por las calles del escenario de parte de mis recuerdos de antaño.
Allí me he encontrado, observando a los transeúntes que como yo disfrutaban de una noche otoñal con tintes de un verano que se resiste a dejarnos.
Como no podía ser de otra manera, ella me ha acompañado. ¿Que haría yo a estas alturas sin ella?. Uno no encuentra a la mujer de su vida cada día, y menos en el mejor momento (sin duda para mi) de su vida. Unos 31 años cargados de experiencias, de recuerdos, de emociones, de errores, de alegrías, ... en definitiva de vida.
Y he querido hacerla ser partícipe de mis recuerdos, aún en la distancia. Seguro que lo habrá percibido, la mente tiene un poder mayor del que imaginamos.
Ahora desde casa, con la satisfacción de lo vivido por hoy, me encamino a reposar la cabeza y los recuerdos de lo vivido y sentido hasta mañana. Estoy orgulloso de haber encontrado de nuevo mi momento, como en otras varias ocasiones voy encontrando. Pequeños momentos de felicidad que necesitamos buscar a diario para salir de la rutina que muchas veces nos auto imponemos. Hoy he obtenido una pequeña y nueva victoria en este arduo camino que nos da la vida a diario.
La sigo echando de menos, a ella, pero se que es por algo que vale la pena luchar. ¿Quién no lo haría? Yo sin duda lo haría como lo hago, y por eso lo escribo y que el mundo lo sepa, cojoño!!! No pienso dejar de hacerlo, jamás!!!Seguiremos informando, desde las batuecas...
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