Nunca podré negar que, para mi, el nudismo siempre ha sido una conducta que ha despertado sentimientos de curiosidad, perplejidad y admiración.
¿Qué maravilloso y extraño resorte existe en el cerebro para que sin ningún tipo de pudor, tabú, complejo, o simplemente lo que sea, alguien tiende a poder desarrollar una actividad cotidiana totalmente desnudo?
Seguramente, al leer esto, nadie entienda el porqué de mi cuestionamiento, pero sé muy bien a que me refiero.
Desde estas líneas voy a plantearme un difícil reto. El de desnudarme psíquicamente, del interior al exterior. Sin miedos, sin complejos, sin temer a nada, sin tener que esconderme ni de nada ni de nadie.
Mi yo en definitiva, ese yo al que hace tiempo, menos del que quisiera, di la bienvenida. Ese yo al que celebro haber reencontrado, porque aunque ocultamente y/o reprimidamente siempre existió en mí.
Por dónde empezar, ardua tarea.
Lo haré mediante una pregunta fácil y concisa : ¿Cómo estoy?
Podría decir que estoy bien en líneas generales, aunque evidentemente siempre se puede estar mejor. Del aspecto afectivo-amoroso ya daré debida cuenta en próximos días. ¿Qué haría yo sin amor, siendo un “yonqui” del amor...?
Hace ya casi dos meses me volví a emancipar, por segunda vez en cuatro años. Y por segunda vez solo. Una gran decisión, importante y trascendente por muchos y variados motivos.
Hacía tiempo que sabía que tenía que suceder, y por ello, lo deseaba firmemente. Con treinta y un años y una vida intensa, con errores y aciertos a mis espaldas, necesitaba sentirme atraído por un nuevo reto. El reto aquel de saber si podía dar respuesta a la pregunta de “¿quiero saber si soy capaz de vivir solo conmigo mismo?”.
La respuesta es rotunda : sí.
La experiencia no ha sido sencilla, ni placentera. Por mi mente se han sucedido pensamientos y sensaciones contradictorias. Romper con un entorno demasiado conocido en lo que respecta a lugar de residencia habitual nunca es fácil. Alejarte de la gente con la que has compartido muchos y buenos momentos no es siempre atractivo ni gratificante. Pero decidí, pensando en que era la mejor decisión para mí porque la tomaba yo, hacerlo así. Necesitaba crearme un espacio propio, independiente, sólido y sobretodo cómodo y tranquilo. Y a fe que lo he conseguido. Me ha costado, no lo negaré, pero he creado mi pequeño mundo alejado de todo lo que me acompañó durante largo tiempo.
Con esto, no quiero dar la sensación de que voluntariamente me haya convertido en una especia de ermitaño asocial, ni mucho menos.
Simplemente he buscado aquello que necesitaba, alejarme por un tiempo de todo lo que me había rodeado ya que mi deseo era el de compartir conmigo mismo mi soledad, buscada a conciencia, para llegar a conocerme más, si cabe, a mi mismo. Un duro ejercicio de reflexión, de conocimiento, de empatía conmigo mismo. Y a fe (bis) que éste ejercicio me ha servido de mucho, de muchísimo. Estoy contento, feliz de ser el yo que soy, la persona que soy, de pensar como pienso, de razonar como razono, de actuar como actúo y de sentir como siento.
Con esto me he dado cuenta de que aunque seas una persona profundamente social como soy yo, hay momentos en la vida que por las razones que sean necesitas encontrar tu sitio en el mundo, para si cabe, poder mejorar esa capacidad asocial y empática de la que me siento tan orgulloso.
Necesitaba escucharme a mi mismo, entenderme a mi mismo, en definitiva acabar de sentirme a gusto conmigo mismo.
La música, fotografía, lectura (si, lectura, aunque poco pero he leído de nuevo...), los buenos recuerdos, la gastronomía, la montaña y por ende la naturaleza, caminar en la soledad,... todos ellos han sido mis fieles acompañantes en este corto pero intenso periodo de tiempo.
Por fin lo conseguí, sé que ya, y para siempre, soy capaz de vivir solo conmigo mismo. Y ello me llena de vida, de esperanza y de ilusiones ante un futuro que cada vez es más prometedor.
Y sí, hablo de futuro. Porque otra cosa que he acabado de perfeccionar, aunque hace tiempo ya inicié, es la de no pensar y vivir enfocado en clave de pasado.
Por suerte ya se vivir en clave de presente y futuro, siempre inmediato. El futuro a medio y largo plazo se basa en premisas fundamentadas en ilusiones y expectativas. Y creo sinceramente que me siento más cómodo pensado bajo premisas de realidad y de inmediatez.
Todo ello me lleva a entender algo más. Muy posiblemente este nuevo rumbo vital no haya sido bien interpretado o entendido por la gente que me conoce, me rodea y me ha rodeado.
Lo sé, soy una persona tozuda, tal vez terca. Pero por encima de todo inconformista. Incorfomista con aquello que no me hacía sentir cómodo de mi mismo y que sabía que tenía la obligación moral, en primer lugar para mi mismo, de mejorar y perfeccionar.
He encontrado el camino, y no lo pienso dejar. Ahora se cual es la línea argumental que deseo seguir trazando en el devenir de la vida. Me siento orgulloso y tranquilo por las decisiones tomadas. Y, si es necesario, pido perdón si en algún momento he podido crear algún sentimiento o sensación de rechazo. No es, ni por supuesto era, mi intención hacerlo. Pero como persona uno siempre ha de tomar las decisiones buscando su principal e inmediato beneficio.
Yo sigo queriendo, respetando y sobretodo entendiendo a quien quiero, respeto y entiendo. Y no pienso dejar de hacerlo ni ahora, mañana ni nunca, puesto que ello también forma parte de mi yo, de mi manera de ser.
Espero haber dado buena cuenta de la cuestión sobre cómo estoy, espero que la respuesta sea un sí, para mí lo es rotundamente. Aunque sin duda, siempre se puede estar mejor, y ahora se perfectamente cuál es el camino para llegar a estarlo.
Desde mis batuecas particulares, seguiremos informando ...
PD.: Recomiendo muy encarecidamente el siguiente grupo musical : http://www.hotelcochambre.com/. Tuve el inmenso placer de descubrirlos la noche del pasado viernes, y su espectáculo de versiones de Sabina sin duda una de las mejores experiencias musicales que he vivido en directo en los últimos tiempos. Queda dicho.
miércoles, 8 de noviembre de 2006
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