Cómo bien dice mi amigo arrebatos, no hay placer mayor (aparte de otros que no voy a mencionar aquí...) que sentarse ante una mesa bien surtida y dar debida cuenta de las viandas que allí se nos ofrezcan.
Y en mi modesto entender, si además se le añade el hecho de que esas viandas sean elaboradas por uno mismo, el placer se eleva a la enésima potencia.
Me encanta cocinar, manipular, transformar alimentos. Darles ese toque que se le puede dar desde la inspiración, desde las ganas de que aquello guste a la gente que te gusta, con la que te apetece estar y con la que deseas compartir buenos (y malos por supuesto) momentos de la vida.
Ese si que es un verdadero placer, el de poder regalar una parte de ti que será ingerida, degustada y celebrada, este último extremo dependiendo de la pericia de aquel que lo guisa.
Ese es el secreto del buen yantar y el mejor beber : poder compartirlo con la gente a la que quieres y respetas.
Larga vida a los placeres de la vida !
Larga vida a Baco y los dioses que nos acompañan en esos ágapes !
miércoles, 14 de junio de 2006
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Combinar sabiamente los ingredientes siempre da buenos resultados, y tan grato es el proceso de elaboración como el de consumo.
Da lo mismo si esos ingredientes son palabras, colores, notas o alimentos, pues bien condimentados y elaborados desde el corazón seguro que producen alegría a los sentidos.
¡Y qué bueno es compartir todo eso!
Yo no lo hubiera complementado mejor. Lo bonito es que cada vez que queramos podremos compartir todos esos "ingredientes" con la misma cordialidad y empatia como lo hemos hecho hasta el momento.
Salud !
Publicar un comentario